Wonders of the invisible
Justo delante de nosotros, invisible a simple vista, existe un mundo oculto rebosante de vida.
Un mundo donde tienen lugar algunos de los procesos naturales más increíbles, donde las funciones biológicas más elementales: depredación, relación, sexo... ocurren a diario a escala microscópica. Un mundo habitado por seres cuyas formas, colores y modo de vida seguramente sorprenderán a quienes lo vean por primera vez.
Seres capaces de duplicar su población en cuestión de minutos, colonizar entornos inhabitables, reproducirse sin sexo o renacer tras siglos de paciente espera. Están presentes en todos y cada uno de los rincones del planeta, desde el fondo marino más profundo hasta la cumbre más alta de las montañas, desde el desierto más árido hasta el bosque más húmedo, incluso en el interior de rocas a cientos de metros bajo la superficie. La mayoría de ellos se encuentran en la base de todos los ecosistemas como descomponedores, recicladores, depuradores, fertilizantes, aireadores, creadores de cosas nuevas… En definitiva, controlan el flujo necesario de energía y materia que permite el mantenimiento de la vida tal y como la conocemos (o tal y como la vemos).
Podríamos afirmar que gobiernan nuestro planeta.
Sus rasgos biológicos son tan extraños que la comunidad científica los investiga permanentemente y algunos de estos diminutos seres han sido adoptados como organismos modelo para estudiar muchos aspectos de la biología, tanto de la suya como de la nuestra.
Son mínimos, casi invisibles, pero su efecto sobre nuestro planeta y nuestra vida es enorme. Poblaron el planeta miles de millones de años antes que nosotros y definieron la evolución de la vida en la Tierra cambiando la composición de la atmósfera original y estableciendo los primeros ecosistemas.
La destrucción sistemática de los ecosistemas que los humanos estamos perpetrando en nuestro planeta es la principal amenaza para estos seres invisibles. La desecación de los humedales, la tala de los bosques tropicales y la contaminación de las aguas marinas y dulces (entre otras muchas actividades) rompen las redes naturales establecidas y amenazan su vida y toda la vida tal y como la conocemos.