Rhythms of nature

La serie documental RHYTHMS OF NATURE, está compuesta por diez capítulos de un minuto de duración (10x1'), que nos permiten disfrutar de algunos de los fenómenos y procesos vedados a nuestra visión.

El ritmo y la velocidad a la que suceden los fenómenos naturales no siempre coinciden con nuestra capacidad de observarlos e interpretarlos.

A pesar de que la mayor parte de la información de nuestro entorno la recibimos (al menos conscientemente) a través de nuestros ojos, nuestra capacidad visual es limitada.

Diferentes estudios han demostrado que, salvo algunas raras excepciones, no podemos procesar imágenes a más de 60 fotogramas por segundo, es decir, no podemos ver nada que dure menos de 16 milésimas de segundo.

Por otra parte, hay fenómenos y procesos naturales que suceden a una velocidad demasiado lenta como para poderlos observar de manera continua en su totalidad. Ambas limitaciones hacen que, irremediablemente, nos perdamos algunos de los más interesantes y bellos espectáculos naturales.

 

La velocidad a la que las avispas alfareras hacen vibrar las diminutas bolitas de barro para construir las maravillosas estructuras en las que depositan sus huevos y se desarrollan sus descendientes, la rapidez con la que las arañas clavan sus terribles quelíceros en las desafortunadas presas que caen en sus trampas de seda, o incluso la belleza de las gotas de agua que se dispersan desde las plumas de las aves tras un refrescante baño, escapan a nuestra capacidad de percepción. Suceden demasiado rápido.

De igual manera, aunque por razones totalmente opuestas, también la aparición de las vistosas setas en los bosques durante el otoño, el crecimiento y movimiento de las plantas, tanto de sus flores como de su raíz, o la formación de los bellos cristales de sal, también escapan a nuestra capacidad de percepción visual debido a la lentitud (en algunos casos extrema) a la que suceden.

Todos ellos son ritmos muy diferentes a los que estamos habituados a observar.

En muchos casos, ser capaces de observar esos fenómenos supone, además de un descubrimiento, un auténtico placer estético.

Y solo mediante técnicas especiales de captación de imagen podemos disfrutar de ellos.

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